domingo, 25 de septiembre de 2011

Noches amargas

"Ella comenzó a abrazarme cuando se dio cuenta de que mis sollozos aumentaban de forma alarmante. Me acariciaba mimosamente el pelo y me susurraba al oído con las palabras más dulces que he oído en mi vida "no llores más, tranquila, shh, no llores". Eso sólo conseguía que mis lágrimas cayeran más rápidamente por mis mejillas, sentía un gran vacío en mi interior que nada ni nadie consiguió hacer desaparecer en todo lo que restaba de noche.
Él, tímidamente, me abrazaba con un brazo por la cintura y me intentaba animar con su silencio, escuchando todo lo que yo, en aquel estado en el que me encontraba, podía vocalizar.
Las palabras de ella conseguían calmarme de vez en cuando, pero cuando no podía contenerme más volvía a repetirse todo aquel torrente de emociones, lágrimas, sollozos y gimoteos. "Perdón, perdón, perdonadme por favor, por el mal rato que os estoy haciendo pasar" No paraba de pensar aquellas palabras, que por más que quisiera no podía confesar."
Siempre he tenido gran dificultad en expresar mis sentimientos (y agradecimientos) con palabras, y eso es una maldición que llevo arrastrado durante mucho tiempo.

Mis problemas son míos, y no me gusta agobiar a la gente con mis quejas. Pienso que cada uno tiene bastante con su propio drama personal. Pero cuando esos problemas te superan, cuando ya no puedes más, cuando hay un detonante que hace que empieces a hablar, a expresar toda tu agonía interior, ya no puedes parar. Es como una carrera frenética de palabras, que, al igual que las lágrimas, se amontonan y se pelean por salir las primeras. Hasta que llega el momento en el que no salen más que lágrimas amargas, de impotencia, por no poder expresar con palabras lo que realmente sientes.


 Gracias por estar ahí.

martes, 20 de septiembre de 2011

Promesas

Nada me duele más que prometer algo que sé a ciencia cierta que no voy a poder cumplir. Entonces, ¿para qué lo prometo? No lo sé. Quizá sea porque me gusta ver el brillo en los ojos de la otra persona, ese brillo de esperanza y felicidad. Entonces, podría decirse que soy un poco sádica, ¿no? Prometo cosas para ver feliz a la gente pero, irremediablemente, se entristecerán al darse cuenta de que no he podido cumplirlas.
Hace algún tiempo leí en algún lado algo que me hizo replantearme ciertas cosas, y me hizo comprender algunas otras: "Nunca tomes decisiones cuando estás enfadado ni hagas promesas cuando estés feliz".
Desde entonces, he decidido seguir a rajatabla ese... llamémoslo consejo.


Si se diera la gran casualidad de que a alguien he fallado leyera esto y se diera por aludido, me gustaría pedirle perdón.
Prometo no volver a hacerlo.

martes, 13 de septiembre de 2011

it's the same

No sé cómo me las apaño pero todas las noches me dan las 2 de la mañana aquí en el ordenador, aburrida como una ostra y sin ganas ninguna de acostarme. Es frustrante cuando le das a Inicio una vez, y otra vez, y otra vez y siempre te sale la misma gente, las mismas fotos y lo mismo de todos los días a la misma hora. Cuando ya te has mirado todas las páginas que sueles ver a diario. Peor aún, cuando ya no te queda nada qué hacer en el ordenador, ni fuera de él.


Y cuando te encuentras en esos momentos de absoluto abandono, empiezas a pensar. Piensas sobre lo que has hecho, lo que deberías haber hecho, lo que harás... pero, queriendo o sin quererlo siempre vuelven a ti los mismos pensamientos que te atormentan, esa reflexión tan común de "y si hubiera dicho..." "y si hubiera hecho..." "¿por qué tuve que decir...?" "¿por qué tuve que hacer...?". Hasta que llega un momento en el que paro todo ese bucle infinito porque sé que no voy a llegar a ninguna parte.
Todos los días lo mismo.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Septiembre

Septiembre es como una gran tarta de yema tostada y no tengo ganas de explicar por qué.


Es un mes totalmente infravalorado.